Por Alejandro Campo Ruiz.
Ricardo Uriona nació el 12 de enero de 1941 en Guernica y fue en el equipo de su pueblo en el que se acercó al mundo del fútbol. Con tan solo 16 años dio el salto al equipo regional y entró a formar parte de la selección vasca juvenil.
Dos años después firmó con el Sestao River en Segunda División y es en 1962 cuando hace las maletas rumbo a Torrelavega. Son Curiel y Barquín, enviados por el presidente Cos, quienes viajan a la localidad vizcaína para fichar a Menchaca y Uriona. Sin embargo, el servicio militar le lleva a Burgos, donde se alinea en el Juventud de tercera división.
Una vez completada su obligación militar, Uriona regresó a Torrelavega para vestirse de nuevo de blanquiazul y regalar grandes momentos a la afición en forma de goles. El delantero era la referencia a seguir para los entrenadores rivales, que enviaban a sus defensas a marcarle, y eran sus compañeros, como Acero y Magán, quienes aprovechaban para marcar.
Sin embargo, iba a ser él el protagonista años después al firmar el gol decisivo en la fase de ascenso a Segunda División ante el Plus Ultra. Dos campañas disputaron los torrelaveguenses en la categoría de plata del fútbol español antes de un nuevo descenso que llevó a Uriona a poner rumbo a la Ponferradina.
Jugó en la Gimnástica en dos etapas, entre las temporadas 1962-63 y 1964-67, disputando 69 partidos de Liga y Copa, y marcando 43 goles. Y dejó para el recuerdo un encuentro en el que tuvo que retirarse en camilla tras recibir un fuerte golpe en la cabeza, fue vendado, regresó al terreno de juego en la segunda mitad y firmó un tanto con un testarazo.
Una vez finalizada su etapa como futbolista, Uriona integró durante muchos años, y con diferentes juntas y presidentes, la directiva de la Decana y su Asociación de Veteranos. Siempre fue un ilusionado del fútbol y el club, y no faltaba a ninguna reunión de antiguos jugadores. Y en el año 2010 el club le rindió un homenaje con la disputa de un encuentro ante el Real Sporting de Gijón.
Ricardo Uriona fue uno de los muchos jugadores que llegaron a El Malecón desde el País Vasco, se enamoraron del club y la ciudad, y se afincaron en Torrelavega. Descansa en paz, Uri.